La publicidad exterior es una de las más eficaces cuando se trata de crear imagen de marca. Las vallas publicitarias son uno de los elementos de publicidad exterior más demandados por las grandes empresas, ya que anunciarse en estos soportes transmite al público una imagen de importancia, más que cualquier otro medio de publicidad callejero.

Sin dudas, lo que más llama la atención de una valla es su tamaño, pero si sólo nos apoyamos en eso, es posible que no consigamos mucho efecto. Si queremos que el mensaje de nuestra valla realmente impacte en nuestro público, debemos tener en cuenta algunos consejos clave.

Debemos ser concisos. Con un vistazo rápido debe ser posible comunicar el mensaje. Hay que tener en claro lo que se va a decir y plasmarlo de una forma sencilla. Una valla generalmente es consumida por un peatón o el ocupante de un coche en 7 segundos. Se sugiera que el mensaje central pueda abarcarse visualmente en tan solo 3 segundos.

Más es menos. No hay que cargar el diseño en exceso. Debemos limitarnos a decir lo que hay que decir, pero sin rellenar el diseño con elementos que distraigan la atención. Si una imagen vale más que mil palabras, se usa; si el texto es necesario, se usa, pero siempre intentado alcanzar una comunión ideal. Todo lo que no comunique, sobra. Por ejemplo, es inútil poner redes sociales o páginas web en las vallas, ya que no hay tiempo de apuntar ese tipo de información.

Usa colores y tipografías adecuados. No es conveniente utilizar colores apagados, pero tampoco colores chillones. El multicolor no es la solución. Es necesario crear una armonía que resalte el mensaje, juegue con las tonalidades y con las texturas. Los colores claros suelen ser más exitosos en grandes vallas. Es conveniente utilizar tipografías legibles y al tamaño que más convenga. En ocasiones, palabras como ‘gratis’, ‘oferta’ o ‘rebajas’ invitan a un diseño que simplemente destaque el cuerpo de texto.

Aprovechar el entorno. La valla es una pieza que se complementa con los demás recursos, debe ser memorable y clara y una forma de lograrlo es adaptándose a su entorno y jugando con él. No es lo mismo una valla publicitaria en la ciudad que las que encontramos en la carretera. Hay ejemplos muy creativos de vallas publicitarias que interactúan con su entorno y son verdaderamente difíciles de ignorar. Además, la ubicación debe garantizar la máxima visibilidad.

No todo vale. Sí, se trata de llamar la atención, pero no a cualquier precio. No es conveniente recurrir a colores chillones que dañen a la vista ni a textos o imágenes inadecuadas. No es recomendable utilizar dibujos, abstracciones o trazos artísticos que hagan complejo el consumo o se presten para interpretaciones equivocadas.

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